1. Lars Spuybroek afirma que «el accidente conduce irremisiblemente a la sustancia». En oposición a esta idea, habitual en Prigogine y Stengers, el matemático y metafísico René Thom nos dice que no es posible hablar de un orden basado exclusivamente en fluctuaciones, ya que estas siempre están conectadas a una bifurcación previa.
2. El dinamismo del amor atraviesa todo tipo de estructura, esté o no formada (Hans Sedlmayr parece tocar este tema cuando se refiere a la obra arquitectónica del barroco Borromini): lo providencial. La plegabilidad es una representación superficial de la potencialidad.
3. «Para que una cosa actúe como causa debe existir primero en sí misma» (Frederick D. Wilhelmsen).
4. De cualquier manera, en cualquier lugar, la causa más grande siempre será la Universal, así nos cuenta Pseudo-Dionisio.
5. Todo es lúdico (Johan Huizinga). Dice Chesterton, el príncipe de las paradojas: «Dios no trabaja; juega».
6. Nadie debería mostrarse complaciente, mucho menos someterse. Estándares.
7. Es imposible derretir al hombre determinado: cristal, gema.
8. Hoy luchamos contra la rebelión del moribundo e indefinido vidrio, que «es el enemigo número uno del misterio. También es enemigo de la posesión» (Walter Benjamin).
9. Antes que nada, aprende a verte a ti mismo sin un espejo. Sueña despierto.
10. Amorfar: vitalizar. Deformar: asesinar. Hazte invisible. Esquiva las expectativas. Prevé.
—Julio Enrique Ávila